miércoles, 7 de marzo de 2012

ITINERARIOS de Agradecimientos: ¿Cómo elegir los nombres de los personajes?

King of the Bayous


Cuando se empieza a concebir un relato, casi antes que en el argumento se piensa en los personajes. Éstos han de tener un nombre para su mejor identificación y también con la esperanza de que su nombre y apellidos contengan una significación semántica. Claro es que esto no es ni cierto ni científico, pues todos conocemos a personas del mismo nombre y que son totalmente diferentes tanto en su físico como en su forma de ser. 

En mi afán de resultar cotidianamente realista cuando empecé a pensar en Agradecimientos, me di cuenta de algo obvio y que siempre pasa desapercibido: en las novelas, cuentos o relatos en general nadie se llama igual, cuando en nuestras vidas cotidianas tenemos un padre que se llama igual que el abuelo o uno de sus hijos, tenemos amigos del mismo apelativo y, yo, que he sido profesor durante más de treinta años, solía tener en la clase de segundo tres Amparos, dos Begoñas, cuatro Cármenes, etc, y así en cuatro cursos diferentes. 

lunes, 5 de marzo de 2012

Introducción a Agradecimientos

Sigmund Freud en 1926.


Yo diría que lo que más llama la atención en Agradecimientos es su original estructuración. En efecto, Agradecimientos es el apéndice de una novela llamada Manual del buscador de oro que no existe, o que, al menos, el lector no ha leído, con lo que este apéndice toma su lugar y se convierte en la verdadera novela. ¿De qué manera? Muy simple: el autor, como en tantos y tantos libros, agradece a una serie de personas que le hayan ayudado en su concepción, en su elaboración, en corregirle las faltas de sintaxis o de ortografía, en definitiva, en lo que sea. Y lo hace a través de poner su nombre en lo alto de la página y abrir un pie de página, que ocuparía ya no el bajo de la página sino casi toda ésta. A partir de este momento comienza la suplantación: un apéndice meramente insulso, obligatorio y sin apenas interés se convirte en una novela que cuenta tres tramas en tres épocas diferentes y lo hace con tal fuerza que el autor se convierte en el protagonista, que comienzan a coexistir personajes reales e imaginarios sin que se pueda saber quién pertenece a cada una de estas dos categorías, que se relatan hechos en los que la fina línea entre ficción y realidad queda totalmente desdibujada y sin posibilidad de comprobación.